Por Avelino Zurro.
César René Cuenca fue apodado como "el distinto". Tuvo una carrera alejada de las luces y de los grandes campeones de su época, como Sergio "Maravilla" Martínez o Marcos "el Chino" Maidana. Pero el hombre de Tres Isletas, Chaco, en base a sacrificio, humildad y trabajo en el gimnasio, tuvo sus logros; entre ellos, ser uno de los cuarenta y un elegidos que fueron campeones del mundo representando a Argentina. Además fue campeón argentino y sudamericano. Su carrera no estuvo en la primera plana del deporte nacional, pero para los fanáticos del boxeo tiene algunas perlitas que deben ser destacadas.
Primera cuestión para subrayar es su larga racha como invicto. Duró más de trece años y se extendió hasta su pelea número cincuenta y uno. Durante ese periodo Cuenca se enfrentó a los mejores púgiles de su categoría en Argentina, venciéndolos a todos. La lista incluye a Wilfredo Vílchez, el Pocho Arrieta, Víctor Hugo Paz, Juan Alberto Godoy, Nazareno Ruiz y Sergio Omar Protti, entre otros. Hay dos nombres más para agregar kilates al inventario de batidos por "El distinto". El primero es Alex de Jesús, a quien venció por puntos en el Centro Deportivo Municipal (Ce. De. M) de Caseros por el título Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), arrebatándole además, el invicto al puertorriqueño que llegaba con un récord de 19-0-0. El otro nombre a destacar es el de Claudio "el pumita" Olmedo, a quien venció en tremenda batalla en su General Villegas natal, con un pueblo entero alentado a Olmedo y colmando de bote a bote el Salón de los Bomberos Voluntarios de dicha ciudad bonaerense. Estos números son únicos en la historia de nuestro deporte y desafían a cualquier memorioso o a los más viejos archivos que tenga la Federación Argentina de Box desde sus inicios del 23 de marzo de 1920. Son números increíbles que conforman el récord de un boxeador que no tuvo las luces de los elegidos del deporte nacional. Como para dar cuenta de esta racha podemos citar dos ejemplos correspondientes a leyendas de nuestro boxeo. El primero es el de Carlos Monzón, quien tuvo una serie de combates sin conocer la derrota de 12 años y tres meses. El segundo es Omar Narvaes, con un período invicto destacado, pero sin llegar a igualar a Cuenca. El "huracán" estuvo casi diez años sin sufrir una derrota y tuvo su primer revés en la pelea número treinta y ocho.
La geografía tiene lugar en la carrera de Cuenca, como otra arista a destacarse, porque casi la mitad de su recorrido pugilístico se llevó a cabo en solo dos cuadriláteros. En el que más veces combatió fue en el Ce. De. M. de Caseros, con un total de diecinueve combates. El otro es el templo porteño de Castro Barros 75 (Federación Argentina de Box), con un total de nueve peleas. Entre los dos estadios suma veintiocho combates, casi el cincuenta por ciento de su carrera. Dichos lugares, increíblemente, distan el uno del otro por apenas veintitrés kilómetros. Y para ser resaltar aún más el tema del kilometraje, César Cuenca reside desde hace muchos años en el Barrio Santa Brígida, del partido de San Miguel, distante a escasos kilómetros de los estadios antes mencionados.
Es sabido que todos nuestros púgiles, durante su carrera, hacen un derrotero por todos los rings del interior del país. Los festivales donde son programados no distinguen las siderales distancias en kilómetros a lo largo y a lo ancho de Argentina. Para combatir hay que desarrollar grandes esfuerzos de logística y de bolsillo. En un récord de cincuenta y dos peleas, tener la mitad de sus combates en tan solo dos lugares diferentes es por lo menos llamativo.
La matemática también está presente en la campaña de este hincha de San Lorenzo. El hombre no ha sido un noqueador, sus manos no tenían el poder fulminante del knock out. Su boxeo siempre se basó en una gran defensa, sostenida por una condición atlética brillante que le permitía pelear en la media y larga distancia. La lucha cuerpo a cuerpo nunca fue elegida como táctica o estrategia. Por eso, en su recorrido, el número de rivales noqueados es ínfimo, mínimo, casi inexistente, ya que solo al cuatro por ciento de sus oponentes los puso knock out.
Estas cifras, para un ex campeón del mundo con un invicto de más de trece años, son francamente extravagantes. En su pelea número veintiuno tuvo el primer knock out y se lo propinó a Andrés Pablo Villafañe en Caseros.
Los datos geográficos, y sobre todos los numéricos, siguen coloreando lo que fue la carrera de Cuenca; pero no podría dejar pasar un aspecto diferente a los que he desarrollado respecto a su trayectoria por los rings.
Es de público conocimiento que "el distinto" fue formado y dirigido por la familia Tedesco encabezada por Mario, histórico entrenador, formador de otros campeones del mundo como el Pepe Balbi y Mariano "Adrenalina" Carrera. Buscando información para desarrollar este artículo fui directamente a mi colección de revistas "Ring Side", dirigida por un prócer del periodismo deportivo, el Sr. Carlos Irusta. Encontré una nota titulada "NO ME GUSTA NOQUEAR", en la cual se despliega un ida y vuelta entre nuestro boxeador y el periodista, a la cual se suma Tedesco. Ante un comentario de Irusta respecto a que con el estilo de César ganar afuera sería difícil, el entrenador contesta lo siguiente: "Sí, claro, por eso nunca va a pelear afuera. Para ganar plata y para que lo roben, nunca. El día que salgamos será por el título y ese día sí que va a pegar. Por ahora, a él no le pega nadie, y eso es bueno, las piñas no benefician…". Esto último lo dijo el entrenador de Cuenca en el número noventa y uno de la Revista Ring Side, con fecha de publicación ABRIL DE 2005.
Durante el reportaje se deja ver el trato paternal de Tedesco sobre Cuenca. Hoy podemos decir que lo que el entrenador dijo se cumplió cabalmente.
El 18 de julio de 2015, exactamente diez años y dos meses después de la nota, César René Cuenca salió por primera vez de Argentina para pelear en el exterior y enfrentarse en Macao, China, al por entonces invicto Ik Yang (19-0-0) y ganarle por decisión unánime el título mundial de la OMB. Cuenca tuvo una destacada actuación, demostrando una gran preparación física y una estrategia eficaz que siguió al pie de la letra. Hubo sorpresa también, porque Cuenca pegó; no le sirvió para noquear, pero Ik Yang cayó en el primer round y así encaminó, round a round, un triunfo por puntos. Sorpresa para muchos, sí; pero no para su entrenador, que diez años atrás ya había preparado la pelea de su pupilo por el título del mundo.
Estas cuestiones de fría matemática y geografías quedan rendidas ante el knock out de sabiduría que propinó el gran Mario Tedesco. En el tiempo en que se produce la nota, Cuenca tenía solo veinte peleas y sin posibilidades a la vista de grandes combates por títulos mundiales. Sin embargo, durante diez largos años en Argentina, Tedesco sostuvo su palabra contra viento y marea, cosa que en los tiempos que corren es una rareza, como las matemáticas y la geografía en la carrera boxística de "EL DISTINTO".