Por Avelino Zurro
Diego Morilla es el nuevo participante de la sección que reúne a periodistas especializados. Con una trayectoria extensa y bilingüe nos contó su vida profesional por Estados Unidos, Puerto Rico y Argentina. Compartimos sus respuestas para conocer mejor a quienes analizan al boxeo.
¿Cómo te iniciaste en el periodismo especializado en boxeo?
Me inicié en el periodismo en la ciudad de Boston, Estados Unidos, donde estaba estudiando música. Mi primer trabajo fue como 'reportero todo terreno' (desde crímenes hasta entrevistas a políticos y artistas, de todo) en el periódico El Mundo, un semanario en castellano. Ahí tuve mi primera incursión en el boxeo con la columna 'Desde el ringside', a comienzos de la década de 1990. El dueño de ese periódico me recomendó a un amigo que tenía varias revistas deportivas en Nueva York (Latino Boxing era una de ellas, y la que más duró) y comencé a trabajar para él también. En medio de todo eso, viajé a Atlantic City a ver la pelea entre Roberto Durán y Héctor Camacho, y ahí conocí al dueño de 'Chicago Boxing Magazine', una revista completamente bilingüe (todas las notas salían en ambos idiomas, a dos columnas, y yo escribía, editaba y traducía mis notas y las de otros periodistas al idioma que hiciera falta). ¡Ese trabajo lo hacía POR FAX desde Boston! ¡Soy un pionero del teletrabajo periodístico!
La empresa de Nueva York fue comprada en parte por Don King, y uno de los trabajos que hacíamos eran los programas oficiales de sus peleas, con lo cual mi primer 'shock' fue ver a tipos como Stallone, Jack Nicholson y otros sentados en el ringside leyendo esos programas y pensar 'bueno, más vale que me ponga las pilas… ¡porque esto lo lee gente grossa!'. En enero del '97 me mudé a Puerto Rico y ahí trabajé en casi todos los diarios de la isla (Primera Hora, El Mundo, El Vocero). En Argentina, al regresar en el 2000, trabajé luego para ESPN.com, HBO.com, y ahora soy editor de la versión en español de The Ring, para quienes ya venía escribiendo desde hace varios años.
¿Quiénes son tus referentes en esta profesión?
Mi primer ídolo fue Bert Sugar, a quien leía en su impecable revista 'Boxing Illustrated'. Con él me pasó algo increíble. Yo fui a Atlantic City a ver Durán-Camacho con la esperanza de conocer a otros periodistas, ver cómo trabajaban, etc. Cuando llegué a la sala de prensa me senté en una mesa yo solo frente a un televisor en la sala de prensa a ver una pelea que venía de Europa (Axel Schulz vs. Michael Moorer) y justo entra Bert Sugar… ¡y se sienta al lado mío! Me preguntó cómo tenía mi tarjeta, me copió los puntajes de los dos primeros rounds y seguimos puntuándola juntos y hablando como si fuésemos amigos de toda la vida. No sólo tuve el placer de pasar un momento inolvidable con uno de mis ídolos, sino que el editor de Chicago Boxing Magazine admitió luego que se me acercó a hablar… ¡porque creyó que yo era amigo o discípulo de Bert! Es increíble que ese episodio haya marcado un hito tan importante en un camino de vida que hoy me ha puesto en el mismo puesto que él tuvo (Bert Sugar fue editor de The Ring durante 14 años). He leído y admirado a muchos (Ron Borges, Wallace Matthews, George Kimball, Ernesto Cherquis Bialo, y tantísimos más), pero la palabra 'referente' le cabe casi exclusivamente a Bert. Era implacable, infalible, y divertido para leer. Era el último sobreviviente de una época de gloria del boxeo con tipos como Red Smith, Damon Runyon y otros grandes.
¿Cómo te mantenés informado?
Leo casi todos los sitios web en inglés y castellano, al menos los más importantes. Estoy suscripto a las grandes revistas del boxeo que siguen por ahí. 'Boxing News' (revista SEMANAL de Inglaterra, para la cual llegué a escribir algunas notas) es esencial. 'The Athletic' es un medio relativamente nuevo que tiene a tres periodistas de boxeo que son de lo mejor de la actualidad (Coppinger, Barthelemew, Pugmire) y es increíble. 'Hannibal Boxing' es probablemente lo más cercano a literatura de boxeo escrita en tiempo real, con aliento periodístico, con escritores de primer nivel. De hecho, ellos son los mismos dueños de Hamilcar Publications, una editorial íntegramente dedicada al boxeo que está teniendo mucho éxito. Obviamente recibo todas las gacetillas de prensa de los promotores y canales principales. También soy panelista del comité de rankings de The Ring y también de la Transnational Boxing Rankings Board, y durante los debates semanales se comparte información de primera mano de periodistas de todo el mundo, cosas a las que no podrías acceder de otra manera.
¿Practicaste boxeo en algún momento de tu vida?
Siempre entrené para mantenerme en forma, a veces con más ganas y tiempo que otras. Yo vivía en Cambridge (cruzando el río Charles desde Boston) y entrenaba en el Sommerville Boxing Club, adonde iba corriendo por la nieve unas 25 cuadras dos o tres noches por semana. Ese club estaba en la planta alta de un cuartel de bomberos, y era el lugar donde entrenaba John Ruiz. Yo guanteaba con su hermano Eddie y otros chicos del gimnasio, un lugar mágico, con gente de toda calaña, desde estudiantes universitarios hasta delincuentes que entraban y salían de la cárcel cada dos meses. Nunca llegué a competir, pero entrenaba con ese mismo rigor que le imponían a los demás. En Puerto Rico yo vivía a tres cuadras de la vieja Base Naval, donde estaba el gimnasio de la selección nacional. Saltar la soga frente al espejo junto a Miguel Cotto, Ivan Calderón, y otros tipos que después fueron tan grandes es un recuerdo imborrable. A veces venía la selección de Cuba o algunos boxeadores de otros países a entrenar, y era tremendo compartir todo ese ambiente con ellos.
¿Cuáles fueron los tres mejores combates que presenciaste?
Honestamente es muy difícil responder a algo así. La palabra 'mejor' no se aplicaría a ninguno de los combates que más recuerdo. Lo más impactante que vi sobre un ring fue Roy Jones Jr. en su mejor momento, francamente era un superdotado imposible de igualar. Estuve en Trinidad vs. De la Hoya en Las Vegas, y fue un gran combate arruinado por un pésimo resultado en las tarjetas. Jorge Arce-Wilfredo Vázquez Jr. en Las Vegas fue impresionante también, y la tercera entre Juan Manuel Márquez y Manny Pacquiao fue memorable por muchísimas razones. Una de las que más recuerdo es Mayweather-Mosley, en la que 'Sugar' puso a zapatear a Floyd y parecía que lo tenía listo para el degüello, pero Floyd se la dio vuelta.
Si tuviese que elegir una, quizás elegiría una pelea amateur: Brian Viloria vs. Iván Calderón, en el Preolímpico de Tampa en 1999. Viloria daba por hecho que ganaría, era la estrella de un equipo extraordinario, pero la pelea entre ambos fue el primer combate de la noche, y cuando subieron los dos al ring hubo un problema con el sistema computarizado de puntuaciones. La pelea tenía que arrancar sí o sí a horario, como es reglamentario en el amateurismo. Decidieron usar tarjetas 'a mano', al estilo profesional, y eso favorecía a Calderón, quien se quedó con el triunfo en una pelea en la que no voló una mosca en todo el estadio. Yo diría que fue el primer combate 'profesional' de ambos, que luego fueron enormes campeones y que nunca llegaron a pelear entre sí en el campo rentado.