Por Avelino Zurro.
En la calle Río de Janeiro de Lanús Oeste está la casa de la familia Gauto. Tiene un jardín en el frente donde, rejas mediante, me recibe con ladridos intimidatorios un rotweiller imponente y amo de su "ring": el frente de la casa. Es tal la fiereza que me demuestra que retrocedo, incluso con las rejas como frontera, tres pasos hasta bajar a la calle.
Al instante, sale de la casa un chico de apenas 20 años que, con voz tierna y gestos tranquilos, llama al perro por su nombre, "Ringo", y le ordena que se vaya para el fondo. Inmediatamente le hace caso como si fuera el mejor cuzco asustado. Ante tamaña demostración de autoridad sobre el perro, recupero los tres pasos perdidos para subir a la vereda y saludar a Agustín. Entro a la casa y no dejo de pensar en Ringo. Debe saber que el jovencito que vive con él, arriba del ring se transforma en "El Avión "Gauto. Una de las promesas del boxeo nacional, que el 8 de junio pasado se coronó campeón sudamericano de la categoría Mosca, al noquear al venezolano Nohel Arambulet en el estadio de la Federación Argentina de Box (FAB).
Mientras le entrego la gorra de "En el deporte tengo todo" con los colores de su querido Huracán, Agustín empieza a preparar unos mates para que arranquemos con el mano a mano.
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El AVIÓN Y KOHINOOR
La primera pregunta es por su sobrenombre y Agustín contesta: "Me dicen El Avión por un compañero de gimnasio que entrenaba conmigo, Alejandro 'Machete' Caputo. Cuando yo empecé a los 14, él tenía más experiencia y me cagaba a cachetazos. Un día se fue del gimnasio y después de un tiempo volvió, guanteamos nuevamente y comprobó que pasados unos años yo ya no era el mismo boxeador nuevito que él había visto. Estaba más rápido y lo cagué a trompadas. Ahí me dice que estaba como un avión. Por eso me quedo el sobrenombre".
Pregunto si ese fue el único sobrenombre que tuvo y me cuenta: "En la etapa del colegio, mis compañeros me pusieron "Kohinoor", como el secarropas: poderoso el chiquitín. Hoy en día me ven y me siguen diciendo de esa manera".
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LA FAMILIA, EL COLEGIO Y EL FÚTBOL
Mientras la pava eléctrica nos calienta el agua, pregunto por la composición de su familia. Me cuenta que está formada por su papá Hernán, que es su entrenador, su mamá Florencia y sus dos hermanos, Ramiro y Alma Reggina. Aclara que es el más grande de los tres hermanos y que está de novio con Melanie, casi juntado, confiesa. Cuenta que en el colegio llegó hasta quinto año y lo dejó por la situación económica de su casa, que no era buena: "Había que trabajar sí o sí y se me hacía muy pesado hacer todo a la vez. Iba al colegio, trabajaba y entrenaba. Lo hablé con mi viejo y nos pusimos de acuerdo que retomaría los estudios cuando la situación esté mucho mejor. Realmente me quedaba muy poquito para terminar el secundario. Llegué hasta quinto año".
Al ser un reconocido hincha de Huracán, le pregunto si el boxeo fue su único deporte o practicó algún otro en su niñez. Se le hace una amplia sonrisa en la cara y se pone en "modo fútbol". Arranca con pelota dominada y muestra su paladar futbolístico: "mi ídolo es el flaco Javier Pastore". Sigue encarando: "practiqué fútbol desde los 5 años, en todos los clubes del barrio. De más grande fui a Talleres de Remedio de Escalada y jugaba de 7. Me compré con mucho esfuerzo los primeros botines y cuando le estaba tomando la mano al fútbol, decidí pasar al boxeo y cambié los botines por unos guantines".
Le comenté que, al caracterizarse como un boxeador que va al frente y muy físico, quería saber con qué futbolista podría asociar su estilo sobre el ring, contrario a la imagen de un "Pastore, que es cerebral y pausado". Y me dice: "En las últimas dos peleas quedó esa imagen, de boxeador de ir al frente. Pero yo me considero un estilista, un contragolpeador. La gente que me conoce de amateur, sabe que siempre me gustó pelear del centro del ring para atrás, siempre contragolpeando. Me gusta el buen boxeo, mover las piernas, esquivar".
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EL INICIO EN EL BOXEO
La charla ya está encaminada, el mate va y viene, y nos dirigimos a la génesis del boxeador. Para eso Agustín relata el fin de la etapa como futbolista: "Yo le dije a mi viejo que quería dejar de jugar a la pelota y empezar con el boxeo. Mi viejo fue boxeador amateur y desde chico me enseñó a jugar con las manos. Como es un loco del boxeo, al otro día que le había dicho de empezar, me llevó a Primer Round, un gimnasio de boxeo que está a un par de cuadras de acá. El primer día me gusto, fui aprendiendo muy rápido y tenía a mi viejo que me incentivaba para que le meta.
Él estaba afuera del boxeo, ni miraba peleas, pero cuando vio como empecé a entrenar, se le prendió la chispita y decidió entrenarme. Y así nuestras carreras comenzaron juntas. La mía como boxeador y la de él como entrenador".
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EL ARDUO CAMINO COMO AMATEUR
"El comienzo como amateur es duro. Los nervios y el miedo a subir son importantes. Mi primera pelea fue en Pinar de Rocha. Iba a pelear con un pibe que recién empezaba, como yo. Pero antes del combate me vieron que estaba haciendo manoplas. Y la verdad era que andaba muy bien con las manoplas. Entonces, el técnico de mi rival decide poner al hermano del que iba a pelear conmigo. El que pusieron en reemplazo era un chico mucho más experimentado, como con 17 peleas. El primer round fue parejo, pero en el segundo me metió dos ganchos que me hizo sangrar. Ahí mi viejo tiro la toalla para parar la pelea. Ese fue mi debut", cuenta Agustín.
A lo sufrido arriba del ring, El Avión detalla las dificultades económicas que hay que sortear dentro del amateurismo: "es muy duro, tenés que comprar los materiales para entrenar y para combatir: vendas, bucal, cabezal, coquillas y guantes. También hay que cuidarse al máximo y hacer dietas, agregar vitaminas, pagar los viajes, estadías y comidas".
Revisa su record y señala que hizo 64 peleas como amateur de las cuales perdió 7. "Tres las perdí bien, las otras fueron por lo menos dudosas".
Pregunto con quién de amateur le quedó una espina para enfrentarlo o cruzártelo nuevamente en profesional y al instante aparece el nombre de Junior Zarate: "cuando nos enfrentamos, yo tenía poquitas peleas y él hacia la última como amateur para pasar a profesional. Fue en Quilmes, donde él era local, había una pantalla gigante, un marco que no esperaba y me ganó. Yo solo tuve 2 semanas para entrenarme, por una tendinitis en el brazo derecho. Igualmente, Zarate me ganó bien, pero yo no estaba al 100 por ciento de mis posibilidades. Me gustaría que se dé el enfrentamiento en profesional, sería muy atractivo".
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PROFESIONALISMO
Nos metemos en la actualidad y charlamos de sus sensaciones como campeón sudamericano y lo que le espera en el futuro. Recurro a su memoria para saber quiénes lo acompañaron desde el principio y Agustín cuenta: "El equipo que empezó conmigo sigue estando: mi viejo, Enrique Rullet, Héctor Bonancea (ambos también comparten la dirección técnica) y después Rodrigo Gómez, quien maneja los sponsors. Yo sigo estando con mi gente siempre para todos lados.
Hay una historia que te quiero contar con un amigo, German Díaz, que es como mi hermano. Nosotros nos enfrentamos como amateurs dos veces y se las ganó. Pasado un tiempo nos encontramos un día en el gimnasio donde entrenábamos nosotros y empezamos a entrenar juntos y pegar amistad. Desde ese entonces tenemos una relación muy fuerte. Es un ejemplo más de que sigo junto a mi gente, la que estuvo desde el principio".
El Avión Gauto debutó como profesional hace un año (16/9/17), en ese período disputó nueve combates y logró el título sudamericano en la categoría mosca. Pregunto: ¿Con todo lo vivido deportivamente, tu vida cambió en otros aspectos en lo que va de este año?: "En lo económico, sí; yo vengo de una familia muy humilde y ahora, mal que mal, puedo comer lo que yo quiera. No soy millonario, pero puedo hacer cosas que antes no podía. Además estoy construyendo mi casita acá al lado. Estoy terminando las columnas. Otro aspecto en que crecí es en la confianza. A medida que se van sumando logros, eso me fortalece".
Un último sorbo al mate y sigo: Ya que mencionaste la cuestión económica, ¿qué pequeño lujo o gusto te pudiste dar? "Cuando dejé el colegio porque tuve que empezar a trabajar, la plata que ganaba era todo para mi casa. Ahora la plata que gano me puedo dar algún gusto, como comprarme las zapatillas que yo quiero, mi ropa de entrenamiento. Además tengo contrato con Osvaldo Rivero y con la empresa Corti que me dan los materiales de trabajo".
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CALLE NOYA N° 1973, LANUS OESTE.
¿Qué significa para ustedes la Sociedad de Fomento Villa Argerich? Agustín empieza a hablar de su segunda casa, del club familiar: "Para nosotros es nuestra vida. Mi viejo nació ahí y yo también. Desde chico fui a jugar a la pelota y me juntaba con mis amigos, por eso la represento. El boxeo en Villa Argerich lo tenía Enrique Rullet, que se conocía con mi papá de la época de boxeadores. Mi viejo una vez le regaló unas botitas. De ahí pegaron onda. Más adelante Rullet se entera que yo estaba boxeando en Huracán. Él tenía el gimnasio en la Argerich, pero solo hacia recreativo. Nos dijo que vengamos a entrenar acá y de ahí nace EQUIPO GAUTO".
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LAS MALVINAS SON ARGENTINAS
Cada vez que Agustín sube a combatir lo hace con una camiseta de Huracán. Sobre el hombro izquierdo de la casaca lleva el nombre Carlos Daniel Seoane. Ese detalle no pasó desapercibido para "En el deporte tengo todo" y le preguntamos cuál es el motivo: "Seoane es un ex combatiente, hincha de Huracán, que recibió un homenaje por parte del club por ser un héroe de Malvinas y le regalaron una casaca sin publicidad. Seoane me la regala y para mí es un tesoro. Solo la usé una vez cuando combatí en el estadio José María Gatica de Villa Domínico con Mauro Liendro. Para cuidarla, no la uso, y para homenajearlo me coloqué su nombre en la camiseta que me pongo para subir al ring".
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VASSYL LOMACHENKO, MANNY PACQUIAO Y FERNANDO "EL PUMITA" MARTINEZ
En la casa de los Gautos, el televisor está prendido, sin sonido, en un canal de noticias. Dos celulares, el grabador, una tarjeta SUBE y un control remoto hay sobre la mesa que se centra en el comedor. Agregamos un elemento más para exprimirlo y sacarle todo el jugo posible: "el boxeo".
Arrancamos por los espejos que tiene Agustín: "Cuando recién empecé era mucho de mirar a Roy Jones y Ray 'Sugar' Leonard. Después, en la Argentina, me fijé en Nicolino Locche y Carlos Monzón. A través de You Tube, trato de copiar cosas de Vassyl Lomachenko, pero de ahí a que me salgan, hay un largo camino. Me gusta mucho su boxeo, trato de imitarlo".
Le preguntamos si le gustaría entrenar con algún boxeador y nos cuenta que le encantaría estar en el campamento de Manny Pacquiao. Comparte su manera de prepararse, de no estar rodeado de mucha gente, en contraposición del estilo de Floyd Mayweather, que tiene una alta contracción al entrenamiento como el filipino, pero siempre rodeado de cámaras e infinidad de personas.
Cuenta que al principio el padre lo volvió loco con mover las piernas, bloquear, "primero aprender a defenderme, a que no me peguen, para después poder atacar.
Todo el día veo videos a través de You Tube para aprender de los mejores. Veo más boxeo que fútbol, salvo que juegue Huracán".
Al ser un chico de 20 años y crecer con la cultura de las redes sociales, le pregunto si utiliza esa facilidad en la preparación de los combates, si es de analizar a los rivales a través de videos: "Yo no soy de ver videos de mis rivales. Mi viejo y mis otros entrenadores se encargan de eso y después me dicen lo que tengo que hacer. Aunque a veces me insisten en que los mire. Los miro un minuto y me aburro." Descreyendo del análisis previo, da el caso de Mayweather: "Hay mil videos sobre él y nadie le pudo ganar".
Hablamos del ranking mosca de la Federación Argentina de Box (FAB) y de los boxeadores que lo integran: Juan José Jurado, Junior Zárate, Nicolás Jarazo y Christian Choque Chambi. La pregunta se cae de madura: a quien le gustaría enfrentar. Agustín aclara el panorama de los Moscas: "Con Zárate, Jarazo y Choque Chambi ya me crucé como amateur. Lo de Junior ya lo conté. A Jarazo le gané cuando nos enfrentamos y con Choque perdí por puntos. Esa fue una pelea de palo y palo. Además, con Christian compartí gimnasio en Huracán cuando yo recién arrancaba, era muy nuevito. Guantié una sola vez con Chambi. Había diferencia, él era más grande, yo recién empezaba".
Me adelanto unos casilleros en su futuro y pregunto si tienen pensando quedarse en la categoría o subir de peso: me contesta que a principios de noviembre tiene un combate en el exterior en categoría mini mosca (48 kg), donde tendrá que bajar de peso. Ganando esa pelea y dando una buena imagen, pretende subir de categoría. La inmediata es súper mosca, y ahí esta uno de los nombres fuertes del boxeo nacional: Fernando "El Pumita" Martínez, boxeador de selección y olímpico, con muchas peleas en el exterior y un estilo muy ofensivo. Ante esa presentación de Martínez, Agustín se planta: "En el boxeo hay que pelear con todos y lo considero uno de los mejores de Argentina. Sería una pelea muy buena. Lo vi porque me gusta el boxeo. Es muy fuerte, va al frente y es muy buen boxeador".
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"ESTE PIBE ES UNA COSA DE LOCOS"
Sobre la mesa van y vienen nombres de boxeadores, posibles enfrentamientos, estrategias de combate; en contraposición con el mate que esta knock out a un costado.
Al ser un día con una temperatura agradable, la ventana del comedor está abierta y permite escuchar la cercanía de un hombre cantando que entra por el jardín delantero de la casa. El "cantante" es Hernán Gauto, padre y entrenador de Agustín.
Nos presentamos formalmente y se disculpa por la "facha". Hernán, además de ser el entrenador del campeón sudamericano Mosca, trabaja en la colocación de membranas. Gran parte del día se ocupa del oficio que le permite sobrevivir económicamente. El resto se lo dedica a su pasión: el boxeo.
Así como llegó, preparó otro mate y arrancó a contar la realidad del boxeo nacional. Lo que vive la mayoría de boxeadores y entrenadores al no poder vivir exclusivamente del deporte. De sostener la carrera con otros ingresos que implican menos horas dedicadas a la preparación y dejando energía fuera del ring. Tanto para entrenadores como para los mismísimos boxeadores. "Nosotros la peleamos día a día, es muy difícil, igual este pibe es una cosa de locos. Cuando la cosa se puso fea, tuvo que dejar el colegio a los 16 y ponerse a laburar. Trabaja desde los 12 conmigo. Él es campeón sudamericano y yo sigo laburando. Termino con mi jornada laboral y recién ahí puedo arrancar para el gimnasio. Todo es a pulmón. Como el gimnasio que pusimos en Villa Pampa al costado del Puente Pompeya. Un lugar que construimos para sacar a los pibes de la calle. Agustín también me dio una mano en eso. Y todo sin cobrar un mango. Es dificilísimo el boxeo acá, pero nosotros estamos acostumbrados.
En la pelea anterior Agustín estuvo laburando hasta una semana antes, ya que no había un sope. Estamos arreglando la casa que se vino muy abajo. También estamos haciendo el esfuerzo para que Agustín tenga su casita. No tenemos lujos, somos humildes pero de a poquito… la base nuestra es el laburo. El boxeo es por pasión, no por plata. Ojala que le vaya muy bien, Dios quiera, pero no es el objetivo".
Le pregunto cómo va hacer con lo que se le viene a Agustín, respecto de la fama, las oportunidades, cómo se contiene a un chico de 20 años con el mundo que se le va a abrir. Me responde firme y mirando a los ojos: "La base en Agustín es la educación. Yo esto se lo vengo diciendo desde los 14, cuando fue su primera pelea amateur, la cual la perdió y se fue llorando. Ahí le dije que lo iba a sacar campeón del mundo (me lo jura por su hija, cruzándose los dedos y dándose un beso en la cruz). Lo vengo preparando desde los 14, pero no para que sea campeón del mundo, sino para que sea una buena persona. Él no tiene que darle importancia a lo que viene, tiene que disfrutar. Yo soy un apasionado del boxeo. Ojalá que venga guita, pero él tiene en claro que la fama es cuento. No sé dónde vamos pero si sé de dónde venimos y él lo tiene que tener bien en claro. No solo soy el técnico, sino el tipo que lo pone derecho en la vida. Cuando veo que se está volando o veo algo que no me gusta, yo le digo: 'Mira cabezón, nosotros vivimos en Lanús, esta es nuestra casa, estos son nuestros amigos. Lo que se viene es una fantasía, nuestra realidad es otra. El día a día, los amigos, no cambiamos de casa, de amigos, de barrio'. Ojalá que le vengan las mejores y ahí estaré para darle un consejo. Y por suerte Agustín me escucha. Y si no estoy yo será Enrique, y si no esta Enrique será mi hermano y si no esta mi hermano, será el vecino de toda la vida, porque para eso estamos.
Es muy maduro para la edad que tiene, yo tuve la edad de él y no fui muy ordenado en mi época de boxeador, además perdí a mis padres muy joven. Entonces le conté y le indiqué lo que es bueno y lo que es malo. Agustín en este momento está muy centrado". Hernán habla con seguridad, me ofrece el mate, sigue adelante: "
Las dificultades en la vida se le van a ir apareciendo como los rivales de mayor jerarquía. Pero creo que con la mamá hicimos un buen laburo. Él ya sabe quién vale la pena, quién está por conveniencia, quién es una mentira, tiene todo muy claro. Hace cuarenta y un años que vivo en esta casa y Agustín veinte y ya nos conocemos tanto que con solo mirarnos ya entendemos todo".
En cuanto a lo estrictamente boxístico, Hernán nos deja su parecer respecto de los rivales más difíciles que enfrentaron: "El más duro que enfrentó en profesional fue Nohel Arambulet, y en amateur fue Choque Chambi (fallo dudoso en contra de Agustín, aclara) y Nicolás Muguruza".
Agregó que El Avión fue campeón de la Liga Metropolitana, Campeón de La Liga de las Estrellas, del Torneo Néstor Kirchner (lo ganó dos veces seguidas) que se hizo en varios lados, Quilmes y La Boca, por ejemplo.
Hablamos de futuros rivales y señala los nombre de Jurado y Zarate, en Mosca. A Fernando Martínez, el campeón súper mosca, Hernán lo describe como un rival muy importante, pero deja las cosas claras: "En este momento no se podrían enfrentar, salvo que sea en 50 kilos y Martínez esta tres kilos arriba de esa categoría. Agustín debe crecer físicamente, tenemos pensado subir de categorías. Dirás que estamos locos, pero tenemos todo calculado. El tiempo dirá, nosotros soñamos. Pero se viene cumpliendo todo, yo le dije, a los 20 vas a ser profesional, a los 23 vas a pelear por cosas importantes, a los 25 vamos a estar 2 categorías arriba, a los 27 tenemos pensado…".
Ahora interviene Agustín, después de escuchar atentamente a su padre y cuenta: "Mi sueño era seguir como amateur, llegar a las 100 peleas, no por nada en particular, pero a los 19 ya era profesional. Estuve 7 meses sin pelear y tuve que dejar de ser amateur. Ya a los rivales de mi categoría los había enfrentado a todos. Entonces no había más nada que esperar".
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"ENTRE LOS DOS TIRAMOS LOS GOLPES, EL ARRIBA Y YO ABAJO"
Hernán suscribe los dichos de su hijo: "De amateur peleamos con todos y de profesional hay que hacer el mismo camino. No le doy importancia a los records. Son mentira. Apostamos al laburo. Olvidémonos del invicto, disfrutamos lo que hacemos, entre los dos tiramos los golpes, él arriba y yo abajo. Por eso se logró tanto en tan poco tiempo, porque estamos convencidos de lo que hacemos y, si nos toca perder, perderemos con los mejores. No apostamos a engrosar un récord en Argentina. Si hay que pelear afuera y arriesgar, lo haremos y contra los mejores."
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¡ELIMINATORIA MUNDIALISTA EN PANAMÁ A LOS 20 AÑOS!
Hernán da una noticia importante para el futuro de Agustín: "Agarramos la pelea con Carlos Buitrago (nicaragüense de 36 peleas, ganó 30 con 17 ko y perdió 4 y con varias peleas por el título del mundo) y no nos quedamos a esperar a Juan José Jurado. Vamos a enfrentar a un boxeador que peleó en más de una oportunidad por el título del mundo. Peleamos por el título latino y hacemos una eliminatoria mundialista en Panamá. Vamos a dar una sorpresa. No nos quedamos en la cómoda, vamos contra los mejores y por todo. Si nos va mal, nos vamos a levantar y no nos va a cambiar la vida.
Yo lo hice renunciar a su trabajo en la fábrica para ser profesional. A raíz de eso tomé más horas de laburo para compensar la pérdida de ese ingreso, pero con la seguridad de que Agustín pueda entrenar mucho mejor".
Después de poner sobre la mesa la próxima presentación de El Avión Gauto (sería la primera semana de noviembre) por el título latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y a la vez eliminatoria mundialista, Hernán nos dice que se tiene que ir a bañar para ir junto a Agustín al entrenamiento en Argerich. Nos despedimos hasta el otro día, en el cual "En el deporte tengo todo" va a presenciar el entrenamiento del Equipo Gauto, y escuchamos la última declaración del técnico: "Es muy fácil dirigirlo, tiene una contracción al entrenamiento, no muy común. Practica hasta que le sale perfecto. Agustín tuvo su primera bici a los 10 años, todo lo que logramos es con mucho esfuerzo y con los pies en la tierra; cuando uno se olvida de los orígenes, ahí el boxeador empieza a perder"
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EL EQUIPO GAUTO EN LA SOCIEDAD DE FOMENTO VILLA ARGERICH
Viernes 19 horas fue la cita pactada con el Equipo Gauto para ver un entrenamiento del Avión. Llego a la Sociedad de Fomento Villa Argerich unos minutos más tarde de la hora acordada, el tránsito desde Capital Federal hasta Lanús me jugó una mala pasada.
Entro por una puerta que está a la izquierda del acceso principal y veo que se está disputando un partido de fútbol en un playón que tiene además aros de basquetbol y que puede servir para otras actividades deportivas.
A uno de los chicos que miraba el partido le pregunto si acá es el gimnasio de boxeo, señala una entrada del otro lado de la cancha que se ve cerrada. Vuelvo a dirigirme al chico y le pregunto si Agustín Gauto llegó a entrenar. Me dice que sí y me da las coordenadas para distinguirlo entre un grupo que esperan la apertura del gimnasio: el de remera fluorescente que está saltando la soga.
Me faltaba un solo detalle más para encontrarme con Agustín: que la pelota se vaya afuera o que haya un gol. La cancha ocupaba todo el largo del playón y no había espacio detrás de los arcos para pasar. Era un partido con ritmo infernal y bastante friccionado. Hasta que llega un gol y aproveché para cruzar la cancha.
Ahora sí, me saludo con El Avión y me cuenta que están esperando a Hernán, que tiene las llaves. Antes de seguir saltando la soga me presenta a su novia Melanie, que también entrena, y al resto del Equipo Gauto: Enrique Rullet y Héctor Bonancea.
En menos de cinco minutos aparece Hernán con las llaves que abren el gimnasio. Todos entran y, antes de dar paso a la segunda parte del reportaje, cumplimos con una promesa del día anterior y le regalamos al entrenador la gorra de "En el deporte tengo todo", que justamente coincide con los colores de su querido Huracán.
Ya con todos los boxeadores trabajando tanto en circuitos como en bolsas, Hernán se dispone a contar la historia del boxeo en Villa Argerich. "Escuela de Boxeo José Montecalvo", dice una lámina gigante de color que cuelga junto a las sogas en una de las paredes del salón que funciona como gimnasio. Montecalvo fue el entrenador con quien Hernán dio sus primeros pasos dentro del boxeo. Después pasó a Huracán y fue entrenado durante toda su carrera por el legendario Oscar Trotta.
Seguimos recorriendo el gimnasio y me muestra las paredes decoradas con imágenes de Agustín y de otros boxeadores que se destacaron y representaron a Villa Argerich. La charla con Hernán se hace amena, con intervenciones de Rullet y Bonancea. Los integrantes del Equipo Gauto hablan el mismo idioma: barrio, educación, sacrificio, humildad y el trabajo como base de todos los logros, tanto personales como grupales.
Los tres técnicos del Avión coinciden por separado en lo mismo: la calidad humana de Agustín y que sin esfuerzo no va a llegar a ningún lado. Por eso Villa Argerich es como una fortaleza para el Equipo; entrenan tranquilos, no pretenden ir a otras instalaciones que puedan aportarles otras comodidades o avances, están en la segunda casa de todos, donde el barrio los cuida de los amigos del campeón y otras yerbas que se les acercan a los deportistas consagrados.
Los tres tienen una identificación muy fuerte con la Sociedad de Fomento. Rullet, por caso, fue quien empezó con el boxeo en dicha institución y el aporte de Bonancea también ha sido determinante para que la Escuela de Boxeo tenga sus frutos.
Mientras tanto, Agustín pasa de las bolsas a las manoplas. Hernán me presenta a uno de los profesionales que pronto tendrá su segundo combate: El Polaquito Soto, a quien señala como un ejemplo de superación personal y esfuerzo sin pausa para dejar atrás un pasado muy duro.
Hernán deja la entrevista y agarra la "gobernadora" (especie de escudo que se utiliza para que el boxeador practique golpes desde diferentes ángulos) para trabajar con Agustín. Comienza el ejercicio y se acercan automáticamente Enrique y Héctor, que suman desde la parte anímica, gritándole para que no afloje, que trabaje duro para llegar, que está en el barrio que no deja de acompañarlo.
Y eso es cierto, el barrio no para de alentarlo. Yael, un chiquito de unos 5 años, se acerca mientras El Avión deja todo contra la gobernadora, y le grita: "¨Pégale más fuerte, Agustín, dale, más fuerte", y eso, a decir de todos, se repite todos los días que entrena.
Asi sucedió durante las dos tardes que pasé con los Gauto. La primera, en su casa, hablando de boxeo y de los pormenores de la vida; y la otra en el entrenamiento de Villa Argerich, un fuerte inexpugnable en Lanús Oeste donde un barrio ayuda e incentiva para que una de las promesas del boxeo nacional se transforme en realidad.
Se apagan las luces del gimnasio, empiezan las despedidas hasta el día siguiente, saludo a los técnicos del Equipo Gauto y salgo junto con Agustín y Melanie. Cruzamos la puerta de salida de la Sociedad de Fomento. Agustín, en su bicicleta amarilla, junto con Melanie, se despide y parte rumbo a su casa, donde Ringo recibirá mansamente a un chico de 20 años de voz tierna y gestos tranquilos.