Por Avelino Zurro.
La revista El Gráfico durante la década del 20 tuvo a Luis Ángel Firpo como el deportista que más veces apareció en su tapa. Fueron veintitrés participaciones del 'Toro Salvaje de las Pampas'.
Eduardo Archetti, antropólogo santiagueño, fue un investigador que tomó al deporte como objeto de estudio. Escribió el libro 'El potrero, la pista y el ring' en el cual analizó las dimensiones sociales y culturales de tres figuras predominantes del deporte en distintas épocas: Juan Manuel Fangio, Carlos Monzón y Diego Armando Maradona.
En una parte de su exploración sobre el boxeo hace mención a la carrera de Luis Ángel Firpo. Reproducimos parte del texto para mostrar el análisis que hace Archetti sobre los pasos del boxeador en la década del 20.
'La década del veinte fue, sin lugar a dudas, la época heroica del box y el rol de Firpo, determinante. Nacido en Junín en 1894 comenzó a frecuentar el Internacional (Boxing Club) en 1914 haciendo algunas exhibiciones con boxeadores extranjeros en 1917. Su carrera boxística comenzó en 1917 en Uruguay y siguió en 1918 en Chile en donde la práctica del boxeo tenía un gran auge. En 1922 se fue a Estados Unidos donde ganó tres peleas y, rápidamente, se convirtió en un ídolo nacional.
En 1923, en su segunda gira a Estados Unidos, ganó diez peleas y perdió en la pelea por el título mundial contra Dempsey. Siguió su campaña en 1924 peleando en Estados Unidos y la Argentina y se retiró por primera vez en 1926. De manera inexplicable regresa en 1936, gana dos peleas y en la tercera es vapuleado por un talentoso boxeador chileno, Arturo Godoy.
Firpo pertenece a la estirpe de deportistas argentinos que sabían que el triunfo no solo se medía localmente. El boxeo argentino era evidentemente inferior al de Estados Unidos, verdadera Meca de ese deporte durante ese período y hasta la actualidad.
Su primer viaje lo hizo solo, sin ningún tipo de apoyo, en una suerte de aventura impredecible ya que era un desconocido, pese a tener los títulos de campeón argentino y sudamericano. El haber llegado a pelear con tres campeones del mundo y haber disputado el titulo mundial fue una demostración no solo de su capacidad sino de las potencialidades que había en el país.
Por su influencia, el boxeo fue legalizado en Buenos Aires y en el resto del país en 1924. Extremadamente individualista nunca tuvo 'ni consejeros, ni instructores físicos de ninguna naturaleza' y manejo su carrera con gran decisión e independencia. Siempre sostuvo, pese a que se le conocía por su gran golpe y su tremenda fuerza física, que la base principal de triunfo no es el golpe, aunque sea un factor importante.
Para Firpo lo 'imprescindible' es la inteligencia y la intuición, porque el peleador en el ring debe estar continuamente mirando el pecho del adversario, y de acuerdo con el movimiento que hace, descubrirle su intuición'.
Fuente: 'El potrero, la pista y el ring. Las patrias del deporte argentino' de Eduardo P. Archetti. Fonde de Cultura Ecónomica. Edición 2001. Págs. 98 y 99.