Por Avelino Zurro.
Hernán Gauto es el formador y entrenador de uno de los boxeadores argentinos más destacados del último tiempo, Agustín Gauto, su hijo.
Fuimos hasta la Sociedad de Fomento Villa Argerich de Lanús Oeste, donde Hernán junto a Enrique Rulet, se encargan del boxeo recreativo y competitivo de la institución.
El lunes 18 de enero entrevistamos a Hernán con el objetivo de conocer al entrenador detrás del campeón. Cómo fue su vida deportiva, los técnicos que lo formaron, sus gustos boxísticos y las enseñanzas que le transmitió tanto arriba como abajo del ring, al que hasta ahora es su mejor pupilo, Agustín Gauto. Esto es todo lo que nos contó:
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INICIOS EN EL BOXEO
En mi familia no tuve a nadie vinculado con el boxeo. Fui el primero en ser boxeador. Entré a un gimnasio cuando tenía 12 o 13 años y fue de la mano de José Montecalvo, un boxeador de la década del 40 que llegó a pelear con José María 'El Tigre' Gatica.
Él vivía a la vuelta de la Sociedad de Fomento Villa Argerich, mi club de toda la vida. Un día me vio peleándome en la esquina y me invitó a entrenar.
Fue mi primer maestro y me enseño los primeros pasos: guardia, caminar, desplazamientos y lanzar los golpes.
Me encantaba el boxeo. Guanteaba con José y quería competir si o sí. Lo único en que pensaba era en dedicarme al boxeo. El gimnasio que dirigía José no tenia competición, solo enseñaba la parte elemental, entonces decidió llevarme con Oscar Trotta en Huracán.
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CAMPAÑA COMO BOXEADOR
Toda mi carrera fue de la mano de Trotta. Sólo estuve un tiempo en la Federación Argentina de Box (FAB) con Alberto 'Coca' Andrada, pero fueron 6 meses aproximadamente.
Trotta me enseño un montón. Me ordenó técnica y tácticamente, yo era de revolear mucho. Me explicó como salir para un ángulo y para el otro, la forma de boxear en las cuerdas. Trabajar en las tres distancias. Fue un gran maestro al igual que José Montecalvo.
Creo que en esa época había un boxeo más técnico que el de ahora. Cosas que quizás hoy no se enseñan yo las incorporé en ese momento y son las que hoy transmito.
También depende de uno. Yo me ponía frente al espejo e intentaba sacar distintos golpes. Era un apasionado, si no me salía, no paraba.
Dispute 45 peleas como amateur. Siempre combatí en mosca y súper mosca. Tenia una buena base técnica y era tiempista. Era muy largo de brazos por eso a mis rivales les costaba llegarme.
Tengo recuerdos de lindas peleas que gané. Una contra un pupilo de 'Coca' Andrada y otra con un chico que venia ganando torneos, tenía un hermano mellizo, que no recuerdo su nombre. Pero fueron combates que los tengo presentes por que anduve muy bien. En esa última pelea me había ido a ver todo el barrio.
Me quedó una pendiente que no se pudo organizar. Tenia ganas de pelear con Javier Darío Arce de Unidos de Pompeya, una mosca de buena campaña como amateur y después como profesional llegó a pelear con Omar Andrés Narváez.
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GUSTOS BOXISTICOS
Mi estilo de boxeo es el antiguo, 'boxear no pelear', 'pegar sin que te peguen'. Trataba de incorporar todo tipo de conocimientos. Desde lo que salía en revistas, diarios o videos hasta el día a día en el gimnasio. Había escuchado tanto de Ray 'Sugar' Robinson. Además, me gustaban los 4 fantásticos: Marvin Hagler, Tommy Hearns, Roberto Durán y sobre todo Ray 'Sugar' Leonard.
De esos boxeadores extranjeros descubrí a Robinson y me encantó. Quedé fascinado con sus movimientos, sus golpes, la cantidad de combates que hizo y la carrera que construyó. Buscaba todo lo que fuera de él. En mi época no es como ahora que con internet está todo al alcance de la mano. Creo que de grande me gusta mucho más que de chico.
En la Argentina también tenía mis referentes. Estaba Alberto Sicurella, gran boxeador al que trataba de imitarle golpes y movimientos. Me servía de espejo para tratar de incorporar el lanzamiento de sus golpes, por ejemplo, el jab. También me gustaba mucho 'Uby' Sacco.
Otra cosa que analizaba era como utilizaba las piernas Leonard. Intentaba copiarlo, salvando las distancias. Yo en los guanteos practicaba todo eso. Trataba de bloquear mucho, mientras que el otro quería arrancarme la cabeza. Con todas esas cosas me fui formando como boxeador.
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COLGAR LOS GUANTES
Desde que me puse los guantes por primera vez, el único objetivo que tuve fue ser boxeador profesional y campeón del mundo. Ese era mi deseo, pero la vida me llevó por otro rumbo. Fui padre muy joven y tenía una familia que mantener. Mis planes cambiaron y lamentablemente el boxeo tuvo que quedar a un costado.
A los 23 o 24 años hice mi ultima pelea en Bolívar. Me dieron empate con un boxeador local de apellido Ponce que después fue campeón argentino. En esa etapa casi que no estaba peleando, pero me llamó Trotta para hacer unos mangos y agarré. Como boxeador fue la última vez que subí a un ring.
Haber colgado los guantes me tiró para abajo. Me agarró una tristeza tremenda. Estuve muy deprimido. Después de eso, fallece mi viejo. Peor todavía, fueron momentos muy duros. Estuve como diez años afuera del boxeo. Guarde todo y no mire más nada. Me alejé totalmente.
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VUELTA AL BOXEO Y FORMACIÓN DE AGUSTÍN
Agustín fue creciendo y me empezó a preguntar como había sido como boxeador, miraba fotos y me preguntaba por mis peleas, Quiso saber porque había dejado, se notaba que ya tenia interés.
Hasta que a los 12 o 13 años, dejó de jugar al fútbol y se metió en un gimnasio de boxeo. Me emocionó cuando me lo dijo y pensé que lo hacia para verse y probarse. Lo llevé y no me gustó lo que le enseñaban. Entonces le dije de entrenarlo, pero con la condición de que, si me hacia entrar a un gimnasio de boxeo y volvía a meterme, era para ir por todo. Nos dimos la mano, hicimos una promesa y le dije que iba a perder, también llorar y le expliqué que el boxeo es muy ingrato a veces. Pero la etapa de amateur la íbamos a tomar de aprendizaje.
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LOS SACRIFICIOS QUE PIDE EL BOXEO ARGENTINO
Hicimos un esfuerzo muy grande los dos. Agustín trabajaba en un fabrica y lo hice renunciar para que se dedique exclusivamente al boxeo. Sume más horas de trabajo para que no nos falte nada.
Nunca le faltó un plato de comida a la familia, pero si tuvimos muchas privaciones. Es complicado el camino del boxeador argentino.
Hoy en día si necesito una mano, Agustín me la da. Y eso para mí no tiene precio. Siempre está muy atento a que no falte nada. Es jodido vivir del boxeo sin laburar por eso necesito seguir trabajando.
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ESCUELA GAUTO
Soy un entrenador obsesivo y no creo que haya secretos en el boxeo. La fórmula es trabajo, trabajo y trabajo. El boxeador tiene que tener sus cualidades y cuanto más joven uno los agarra más fácil es transmitir una idea.
En nuestro caso se da la particularidad de que somos padre e hijo. Lo positivo de la relación es que, si no nos salía algo en el gimnasio, lo seguíamos en casa. Además, está el tema de la confianza. Hay chicos a los que no le podes 'tirar de la oreja' para hacer una cosa porque nos basamos en el respeto. Entonces como lo conozco tanto a Agustín, se por donde motivarlo o como decirle lo justo para que reaccione. Con otro boxeador eso me llevaría mucho más tiempo. Lo negativo es que lo deportivo y familiar no se puede separar.
Yo enseñó a boxear no a pelear. Siempre digo 'el boxeador dura lo que le pegan'. Agustín cuando empezó pesaba 34 kilos y no lo podían tocar. Entonces entraba y salía para no recibir. 'Que voy que no voy'. Usando los amagues. Velocidad de piernas y manos.
Su primera pelea amateur la pierde. En verdad la pare porque le sangraba mucho la nariz. Fue en Pinar de Rocha. Se fue llorando, estaba su mamá y sus amigos. Pero le hice firmar un papel que lo iba a sacar campeón del mundo. Así arrancó nuestro camino. Todo lo que le decía lo asimilaba y lo hacia. Perdiendo o empatando, pero lo que planificaba él lo hacia. Todos los pasos que fue logrando fue un orgullo. Estoy más que feliz.
Todavía no tuvo la pelea para que vean lo buen boxeador que es. Agustín es inteligente y sabe en los momentos en que tiene que trabajar arriba del ring.
Para lograr eso hay que estar ciento por ciento, entrenar tres turnos y dedicarte todo el día a esto. No hay otra manera para poder hacer doce rounds entrando y saliendo, trabajando con inteligencia.
Los logros son todos de él. Es un ochenta por ciento del boxeador y veinte por ciento del entrenador. Él pelea y es el que sufre los golpes. Mi trabajo termina cuando el boxeador sube al ring. En sus primeros pasos mientras se estaba formando era al revés, ochenta por ciento entrenador, veinte por ciento boxeador.
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Hernán nos contó que su vuelta al boxeo ya es definitiva y va más allá de la carrera de Agustín. El gimnasio es el lugar donde quiere estar y se apasiona con la enseñanza. En Villa Argerich ya se están formado nuevos boxeadores con la escuela de boxeo que propone Hernán.
También hay boxeadores y boxeadoras que se formaron en otros gimnasios y llegaron a Villa Argerich para entrenarse a las ordenes de Gauto y Rulet.
Esperaremos a verlos sobre el ring para ver el estilo de boxeo antiguo que tanto disfruta Hernán, el de 'boxear no pelear' y 'pegar sin que te peguen'.
El inició de su carrera como entrenador es muy prometedor, el primer boxeador que formó es un 'Avión', veremos que sucede con el resto.